CRÓNICA: II Ruta de los Espartanos

Días atrás recibí un pergamino del Master, hijo de Monguer y presidente de las tierras de Mongor. En él con letra Arial y tamaño 10, me convocaba a una ardua batalla en tierras espartanas. Como buen fiel a las creencias monguer no pude rechazar tal evento, y con letra Arial Black y tamaño 16, para darle énfasis a la respuesta, contesté… “¡Acepto el reto!”. Congregamos a todos los posibles monguer-bikers de nuestro mermado y tullido clúh debido a tantas bajas de batallas pasadas. De entre ellos pudimos reclutar a Juan, especialista en las bajadas, senderos y trialeras castigadas por el martillo de Thor. Albert, el incansable Master, dando ejemplo de sacrificio y lealtad a los colores del clúh. Eric, el Black & Decker, capaz de taladrarte la cabeza durante horas mientras tú vas con la lengua fuera. Y yo, Rubén, el escribano del clúh… ¿qué voy a decir de mí? Un biker rubio, alto, ojos azules, cuerpo escultural… ¿¡Qué!? Toda gran batalla necesita ser adornada. XD 4 bikers… 1 destino... El domingo era el gran día, salí de mis dominios, bueno… con el permiso de mi mujer, para embarcar en ese gran navío de metal, el tren. Al salir, un destello de luz cegó mi vista, era el sol, un flamante y cálido sol que me hizo pensar por unos instantes… “Voy a llegar gamba, no me he puesto crema”… pero pasé de lubricarme la piel con pócimas preventivas y me fui hacía el lugar acordado. Sin más preámbulos, esta vez yo fui el último en llegar todo hay que decirlo, nos dirigimos a la estación donde cogimos el tren que nos llevaría a Sant Vicents de Castellet, correspondencia con senderos 1, 2 y 3.

Al llegar nos encontramos con una niebla tenebrosa, húmeda y fría, serena y silenciosa, gris y opaca… sólo significaba que íbamos a estar fresquitos hasta el comienzo de la batalla. Allí nos encontramos con Juan, que había venido desde tierras lejanas para unirse al batallong. Cuando ya estábamos preparados fuimos hacía el punto de encuentro, el bar, donde comenzaría la marcha hacia los desconocido. Llegamos gracias a las indicaciones de unos aldeanos jubilados, economistas curtidos y supervisores de obras. Llegamos al punto de encuentro y ya habían bastantes bikers; Eric y yo nos esperamos fuera de la taverna mientras Albert y Juan entraron para meterse algo caliente en el cuerpo… no quise preguntar… xD Enseguida llegó Juanjo Tarrazona a darnos la bienvenida como buen anfitrión, como buen descendiente de Heracles. Habíamos bikers de todo tipo de regiones, parajes y de posadas que puedes encontrarte por los caminos. Tras unas breves intrucciones de como se efectuaría el ataque, Juanjo dio inicio de tal épica epopeya. Empezamos a galopar, hacía frío y el cuerpo lo estaba pidiendo.

Todavía seguía la niebla y el silencio nos invadía con la primera de las subida. Al llegar arriba, ya calentitos, la ropa sobraba y los relatos entre compañeros ya empezaban a fluir. A buen ritmo íbamos disfrutando de todo tipo de paisajes, pistas anchas, senderos, zonas cerradas por bosques… una gozada. La niebla ya se iba, ahora empezaría a azotarnos el infierno del sol. Recorremos un sendero con algún tramo de barranco lateral, donde tiempo atrás nuestro Manuel perdió su velocímetro por culpa de algun duende cleptómano, para seguir bajando primero por unas cuantas trialeras, algunas prácticamente no ciclables, y después por una pista ancha con unos pequeños saltos para goce del personal.

Toca volver a Sant Vicenç para realizar una segunda oleada desde el flanco de Castellgalit. En el que sería el último sendero para llegar al pueblo nos encontramos una bifurcación donde unos pocos valientes, Juan y Albert entre ellos, optan por bajar por un sendero más técnico y rápido, el resto vamos por un sendero que nos lleva a una bajada rápida por calle interurbana y supuestamente más seguro... En pocos metros escuchamos un golpe por atrás y al girarnos vimos alguien había caído. Volvimos hacía atrás y pudimos ver que un gato se le había cruzado a Paco, y tras pisarlo y convertirlo en un gato egipcio, se fue al suelo. Tras él cayó otro más que fue atropellado por el que iba tras él. Como veis tengo una memoria excelente para los nombres. Jejeje Cuando se te cruza un gato sólo puedes rezar… Pero con mucho coraje se levantaron y pudieron seguir.

Una vez todos juntos de nuevo de de evaluar la situación tras el incidente nos dirigimos a la segunda parte de la ruta. Después de una pequeña bajada por polígono iniciamos una subida increíble por sendero, para llegar a una explanada con excelentes vistas de la montaña sagrada, Mongserrat, aprovechamos para hacernos una foto de grupo y un pequeño avituallamiento para coger fuerza. Mientras tanto Carles, iba subiéndose por todos lados para tirarse a lo downhill con una bici rigida y con el sillín hasta arriba. Vaya máquina!

Seguimos el camino para encontrarnos con la tan temida subida a los caballos, una subida no apta para cardiacos. En pocos minutos estábamos arriba donde Wyatt nos vislumbró con alguno de sus chistes. Que crack! Qué bueno el del Sex-shop! XDDDD Seguimos por senderos hasta Castellgalí, un sr. Sendero, increíble! Como disfrutamos bajando por allí!

Atravesamos el pueblo para ir hacía el Pont de Vilamara. Primero hicimos una subida inclinada con un escalón con raíz, que no todos pudimos subir y seguimos por un camino revirado entre pinos! Muy guapo!! Después de subir unos metros más sólo quedaba bajar a toda velocidad hasta el Pont donde cogimos carretera para ir hacía St. Vicents de Castellet. Donde nos congregamos todos los bikers para disfrutar de los manjares que nos ha dado la madre naturaleza. xD

Ha sido una travesía muy guapa, con una compañía exquisita! Juanjo ha estado pendiente en todo momento del grupo y de que la gente estuviera cómoda y disfrutará de la salida. Ha sido un placer poder darle a los pedales con tan buena gente. Esperamos que pronto se pueda volver a repetir. Auu!! Auu!! Auu!!

Rubén Casado
Redactor de Mbc Bike